Parejas

La historia de dos ancianos que te hará creer de nuevo en el amor

Existen amores entrañables. Historias sin fin, a pesar de que la dura muerte llegara a acabarlo todo. Pero, muchas veces la muerte deja de serlo, se convierte en un eterno recuerdo que revive una y otra vez lo que una vez pasó. Entonces, la vida pasa a ser un reinicio diario, constante. Eso le pasó a Giuseppe Giordano, de aproximadamente 70 años, quien camina hacia la orilla del mar en Gaeta, un puerto en la costa occidental de Italia, provincia de Latina y región de Lazio.

LA HISTORIA DETRÁS DEL AMOR PARA SIEMPRE

Va con una fotografía enmarcada que porta en sus manos, con la que se sienta mirando al mar. Giorgio Moffa, propietario de un restaurant de la zona, vio la rutina de este y se propuso averiguar lo que sucedía. Publicó en Facebook para cureosear: "Hace días que viene, no conozco a esta espléndida persona. Solo sé que el suyo ha sido seguramente un gran amor. Le he visto llorar y creo que ya no nacen hombres así. Un abrazo fuerte, querido amigo, eres un gran hombre".

Anciano

Hasta que un día decidió preguntar qué ocurría y la historia fue la siguiente: Su esposa murió de una larga enfermedad y el retrato era de ella era lo que abrazaba. Aunque mantiene sus cenizas en casa, siempre acude a ese lugar para recordar, ya que ella le dijo que no le llevase flores a ningún lugar cuando muriera.

“Caminábamos juntos por estas colinas, así que me siento en el mismo banco y miramos al mar donde estábamos nadando cuando éramos niños. Teníamos 16 y 17 años cuando nos besamos aquella noche: fue la primera mujer de mi vida y el único amor verdadero” Sostiene que, aunque sus hijos son muy cariñosos e intentan ayudarlo, nada volvió a ser igual.

"Cuando tenía 20 años y fui al ejército, ella ya estaba esperando nuestro primer hijo, aunque no lo sabía. En el cuarto mes, sus padres lo descubrieron y la echaron de casa, así que se fue con los míos. Las únicas discusiones que tuvimos fue por las cosas del frigorífico, porque había demasiada comida y a veces se ponía mala”.

"En 2005, le dije el único secreto que había guardado durante años, algo feo, una gran carga para mí. Se enfadó, estaba muy celosa: dejamos de hablar y nos escribimos unas cartas muy largas. Me perdonó y nuestra relación continuó mejor que antes. Fue como una nueva luna de miel hasta 2011, cuando enfermó. Todo fue demasiado rápido".

Lee esta historia una y otra vez, así creerás en el amor verdadero.

Ana Patricia Luzardo

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